martes, 11 de agosto de 2009

EL EX ABRUPTO EPISCOPAL

Aclaración liminar


Ex abrupto, como dice el diccionario, “explica la viveza y calor con que uno prorrumpe a hablar de modo imprevisto”. Y nada es más exacto que la primera parte de lo definido para calificar la reciente intervención de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de la Plata y presidente de la Comisión de Educación Católica del Episcopado. Quien ciertamente ha levantado una polvareda, al pulverizar con energía y argumentos demoledores, un manual oficialmente elaborado bajo el título “Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH/Sida”. Por esa actitud, se está desatando un coro de protestas con toda la gama de chillidos y alaridos característicos de cierto lugar. Para confirmar que éste de la perversión sexual, es un dominio intocable preferido por el Maligno y sus celosos secuaces. Como ya lo demostraran con tanto odio, cuando el Obispo expulsado de la sede castrense aludió al castigo eterno de estos escándalos, recordando simplemente la parábola evangélica.


Cualquiera conoce la viveza y el calor habituales en la prédica de monseñor Aguer, sobre cuestiones transcendentes que lo exigen... pero en la referida intervención, lo de imprevisto resulta relativo. En todo caso, sí se podría compartir que en nuestro ámbito pastoral no es nada común esta clase de pronunciamientos.


El tema desencadenante lleva a advertir en primer lugar, que esto de la “formación de formadores” (sic) en cuestiones tan íntimas y a cargo de la autoridad pública, sorprende más todavía que el adefesio resultante; de suyo esperable. Pero además, viene a ahondar las grandes preocupaciones del momento, la extrema audacia persecutoria contra la Iglesia Católica, prácticamente indefensa, así como del orden natural casi sepultado. Lo que explica con creces la reconfortante reacción del prelado. En medio de una perceptible inercia o apatía general que no ve, no vió -o no preocupó demasiado- el fatal desencadenamiento de las causas. La inmediata: ley 26.150 -que establece el Programa Nacional de Educación Sexual Integral- cuya sola denominación causa escalofríos, ante la calaña de los ejecutores. ¿Acaso lo de “integral” no aludirá a trabajos prácticos? Así como en la época del ministro “reformador de la educación”, se repartieron a los alumnos de cualquier edad, prospectos casi pornográficos -o sin el casi- sobre la prevención del Sida...


Pergaminos


La Ley de Educación Nacional -madre putativa de esa norma increíble– ya habilitaba para cualquier cosa. Pero entonces la misma Comisión Episcopal, presidida aquella vez por monseñor Guillermo José Garlatti, la comentaba en términos asaz desconcertantes. Valorando “los aspectos positivos (sic) de dicha ley”, por ejemplo cuando afirma que “el fin de la educación consiste en la formación integral de la persona en todas sus dimensiones, de lo que se infiere (que) está implícita la dimensión religiosa, aunque no se la enuncia expresamente. Nuestra legislación precedente en materia educativa sí la reconocía en forma explícita (Ley 1420 art. 8 y Ley Federal de Educación, 24195 art. 6). Es decir que la Ley de “aspectos positivos” era incluso peor que la 1420: aquella conquista masónica que en la práctica erradicó de las escuelas públicas la doctrina de Cristo.


Al mismo tiempo, cabe recordar, la suave crítica lamentaba la inclusión como contenido curricular, obligatorio, del protocolo del CEDAW, promotor entre otras cosas de las prácticas anticonceptivas y el aborto… Materia estrechamente relacionada con la educación sexual que ahora debe quitar el sueño.


Mas el principal ancestro en la genealogía espuria de la Educación Sexual, es el decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 1086/05 que establece el “Plan Nacional contra la Discriminación”. Cuyas 400 (cuatrocientas) páginas prácticamente ocultas al público, compendian el más ambicioso programa cultural para la demolición de la vieja Argentina, hasta sus últimas raíces. Como era congruente, allí está previsto todo lo que ocurre en la precisa situación actual… Llegando a este punto cabe recordar con pesar, que a los siete meses de la promulgación del Decreto de marras, la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina pronunció su crítica. La cual, tras las observaciones al documento, advertía que “carece de una adecuada distinción de niveles, lo cual atenta contra los grandes objetivos del texto …” Lo cierto y gravísimo es que los siniestros objetivos del Decreto 1086/05 se encuentran en pleno desarrollo... sin que nunca se vuelva sobre el tema. Por supuesto, salvo meritorias voces particulares atentas a la realidad acuciante.


Es evidente que este increíble engendro legal, elucubrado por un grupo de ideólogos, ha abierto anchas puertas a la promoción de la anticoncepción y el aborto, la promiscuidad, la homosexualidad, la cirugía para cambio de sexo conforme al género elegido, la dignidad laboral de la prostitución…


Sangre en el ojo


El diario Clarín (30.7.09) no ha podido contener su humor bilioso ante la crítica del “polémico prelado”. Y -ex abundantia cordis- recogió con orgullo, del material cuestionado por el Arzobispo, el concepto de “Género”. Explicando que los atributos naturales de los hombres y mujeres, nada tienen que ver con la biología, porque en realidad son características construidas socialmente… Semejante negación de la evidencia, tan disparatada, exime de mayores comentarios. Salvo recalcar que en todo esto se regodea el Padre de la Mentira… Porque ni la máxima degradación del paganismo llegó a tanto. Aquí se ve algo más que la depravación sexual, motora del impulso perverso a contagiar sus lacras. Se advierte la satisfacción satánica al aniquilar los vestigios humanos, empezando obviamente por la razón. De manera que el asunto no daría para más. Salvo esperar contra toda esperanza, confiando en las promesas indefectibles.


Pero, volviendo a la página de Clarín, resulta curioso comprobar que en su fastidio ha extraído una vieja nota gráfica tan odiosa para el diario como regocijante para los protagonistas. Cuando un grupo de laicos, peleando por sus cabales en la Legislatura de Buenos Aires, en aquel entonces consiguió detener la sanción de la ley de Educación Sexual. Puede observarse allí el gran cartel levantado por ellos, que resume la contundente réplica a la hipocresía oficial: ¡NO! A LEYES IMPÚDICAS.




domingo, 9 de agosto de 2009

FAMINAT agradece al Arzobispo de La Plata, Monseñor Héctor Aguer, la claridad con que se ha manifestado recientemente con respecto al documento sobre educación sexual de los Ministerios de Educación y Salud de la Nación.
Los conceptos expuestos por Monseñor Aguer echan luz sobre las intenciones totalitarias del actual gobierno y alertan a los ciudadanos a defenderse de la injusta intromisión estatal en los derechos de los padres a decidir sobre temas de educación y moral de sus hijos.
Rogamos a Dios que el Episcopado Argentino continúe guiando al pueblo argentino en esta línea de defensa de los valores cristianos y naturales ante el ataque permanente de gobernantes y medios de comunicación.