lunes, 9 de febrero de 2009

PROGRESO

Por los años 1940 un estado totalitario condenó a Maximiliano Kolbe a morir de hambre (por privación de alimentos) y de sed (por privación de agua).

Por suerte la humanidad ha progresado. Ayer la Suprema Corte de una Nación democrática y hoy la Corte de Casación de otra Nación democrática han condenado a Tierri Schiavo y a Eluana Englaro a morir de “inanición” (por privación de alimentos) y de deshidratación (por privación de agua).

Con lo cual, aquella inhumana medida resulta ser hoy una caritativa práctica médica gracias a una hipócrita, inicua manipulación del lenguaje que permite considerar a los alimentos y al agua como medicamentos. Que en ciertos casos, (¡ciertamente no en estos dos!; y en verdad en ninguno) resultarían “desproporcionados”. Y en consecuencia podrían – o deberían- dejar de ser administrados a un paciente que se encontrara en condiciones más o menos similares a las de Tierri y Eluana. Claros ejemplos, éstos, de la distorsión (o embotamiento) de la inteligencia y del sentido moral, tan comunes en esta época.

Raúl A. Devoto
Febrero 2009